sábado, 28 de julio de 2012

Películas y fotos


En nuestro país han desaparecido muchas cosas relacionadas con el cine. De hecho han desaparecido los cines: ahora hay salas de proyección donde la película es una mercancía más, pero posiblemente menos importante que las otras mercancías que también distribuye este negocio: las cotufas, los refrescos, las golosinas. Ya nadie sale de una película a sentarse a conversar sobre ella; consumida la mercancía, lo único que puede trascender de ella no va más allá de un comentario insulso: "Estuvo buena", "Estuvo mala"; después, a otras cosas.

Al desaparecer los cines, desaparecen también, muchas de sus costumbres. Una muy buena y muy motivadora era la de los fotogramas. Debajo de los afiches que publicitaban la película se colocaban, en  pequeño número, unas cuantas fotografías de escenas de la película o -antecedente del "making off"- de detalles de su realización. Recuerdo que ver los fotogramas era algo casi tan placentero como ver la película. Es más, al salir de la película yo iba de nuevo a revisar los fotogramas para reconocer las escenas de la película recién vista.

Como cortesía de mi entrañable amigo Juan Luis Rodríguez tengo en mi poder algunos fotogramas de películas clásicas (algunas de ellas películas de culto para mí) que me gustaría compartir con ustedes. Veamos pues.

Fitzcarraldo


El gusto por la ópera invita a Fitzcarraldo, personaje soberbiamente interpretado por Klaus Kinski, a atravesar la selva amazónica para instalar un teatro en un poblado selvático. Para ello, debe hacerse con una fortuna a partir de la explotación del caucho.


La relación amor-odio que prevaleció entre Werner Herzog (el director de la película) y Klaus Kinski, su actor fetiche, casi lleva la filmación al fracaso. Sin embargo, a pesar de las enormes dificultades técnicas, similares a las que tuvo que sufrir el Fitcarraldo real más las derivadas de la relación comentada, la película se realizó y resultó un éxito de crítica, recibiendo numerosos premios y nominaciones.

¿Quién le teme a Virginia Wolf?

Mike Nichols, el mismo que nos sorprendió con El graduado, había sorprendido ya al mundo del cine con su ópera prima, ¿Quién le teme a Virginia Wolf?, impresionante exploración del mundo de las relaciones humanas y matrimoniales. El tú a tú actoral que montan Richard Burton y Elizabeth Taylor (para la época marido y mujer en la vida real) es verdaderamente épico. Burton no logró ganar el óscar al que estuvo nominado por esta actuación, pero la Taylor sí lo alcanzó, así como Sandy Dennis -como actriz de reparto- miembro femenino de la otra pareja que compartió roles con estos dos gigantes. El cuarto actor fue George Segal, también nominado.

La película es absolutamente teatral, como la obra en la cual se basó, pero sus méritos cinematográficos son indudables. Solo los cuatro actores nombrados aparecen en escena.

La naranja mecánica


A mí me pueden hablar de todas las maravillas de 2001, odisea del espacio y nombrarme los innumerables méritos creativos y estéticos de Barry Lindon, ninguno de los cuales voy a dejar de reconocer en los dos casos; pero nadie puede quitarme de la cabeza que la mejor película de Stanley Kubrick es La naranja mecánica, al punto que tengo que verla por lo menos una vez por año.

¿Quién puede resistir la seductora personalidad de un malandro tan refinado como Alexander de Large, interpretado de manera magistral por Malcom McDowell (quien luego se vino a menos)? Esta película, mal entendida en su momento, es un manifiesto contra la violencia pero se vio como una apología a la misma, lo que le ocasionó no pocos problemas a Kubrick. Hoy, las cosas están claras y la película ha adquirido su lugar permanente en la historia del séptimo arte como uno de sus clásicos.

Los perros de paja
En esta foto se ve al incipiente (pero ya famoso por El graduado) actor Dustin Hoffman en amena conversación con su director Sam Peckinpah, también ya famoso para la época por su inolvidable La pandilla salvaje. Probablemente discutían alguna escena próxima a rodar.
Ésta, que también recibió un juicio equívoco respecto a su tratamiento de la violencia (en el mismo año de La naranja mecánica), igual la cuento entre mis películas de culto y no voy a hacer aquí muchos comentarios de ella porque ya tengo una entrada donde la comento ampliamente. Los invito a leerla.

El cartero llama dos veces
La foto corresponde a una de las escenas más copiadas en la historia del cine: Frank Chambers (Jack Nicholson) le hace el amor a Cora (Jessica Lange) sobre la mesa de preparar el pan. La intensidad de la escena hizo pensar a muchos que hubo sexo de verdad. Hasta Mauricio Wallerstein la copió en la venezolana De mujer a mujer, protagonizada por Daniel Alvarado y Elba Escobar.

La película, dirigida por Bob Rafelson, es un remake de otra con el mismo nombre producida en 1946. Se trata de una tormentosa historia de amor y traición que, como suele suceder cuando se mezclan estos dos ingredientes, se condimenta con el asesinato. La promoción de la película incluía la frase "Si hubiera un undécimo mandamiento, también lo habrían violado". En un momento de la película pensamos que asistimos a un crimen perfecto... pero el desenlace parece decirnos que ni los crímenes perfectos quedan sin castigo.

lunes, 16 de julio de 2012

El sudoku

(Nota de prevención: Este artículo se apoya en unos videos "hechos en casa". Como el dueño de casa no es precisamente un virtuoso en estas lides, quizás los videos cansen un poco. Si este fuera tu caso, lector, en este enlace conseguirás los videos en forma de archivos .pdf para ser ejecutados en modo de presentación.)



Algunas personas leen con prisa la prensa diaria para llegar lo más rápidamente posible al verdadero objetivo de haberla comprado: resolver el crucigrama.

En los últimos tiempos, sin embargo, este pasatiempo ha venido siendo sustituido por otro que se ha mostrado generador de tanta o más pasión que el primero: el sudoku. Tan atractivo jueguito consiste en una tabla cuadrada con 81 cuadritos internos separados en nueve filas de nueve columnas cada una, lo que produce además nueve cuadrados internos de tres por tres. El objetivo del juego es llenar cada fila, columna y cuadrado interno con todos los números del 1 al 9. El juego comienza con algunos de estos números colocados como pistas en posiciones estratégicas; el jugador debe completar los que faltan.

    Tengo amigos que se declaran del todo incapaces para la matemática, pero que a la hora de medirse conmigo en el juego me dan una paliza que me da vergüenza; han desarrollado tal destreza intuitiva que pueden conseguir los números ocultos con una facilidad pasmosa que ni siquiera ellos mismos pueden explicar. Lo que confirma mi repetida tesis de que la matemática es más difícil por el prejuicio que por la voluntad.

    Bueno... en realidad no soy jugador habitual de sudoku y las pocas veces que lo intento no busco tampoco los más difíciles. Que me perdonen los buenos jugadores, pero creo que los juegos difíciles de sudoku lo son en tanto hay en ellos una buena dosis de ensayo y error. No obstante, tengo que decir que en la parte estrictamente deductiva del juego aparece matemática de muy alta calidad. Las estrategias más sencillas son estrategias de eliminación directa, en las que la posición de un número se determina por aquello de que no puede estar aquí, ni aquí, ni aquí y, por lo tanto, tiene que estar allí.  Todo esto basado en la regla de que ningún número puede estar repetido en una fila, columna o cuadrado interno. Los dos videos siguientes son ejemplos de esta técnica.



    No obstante, la técnica más manoseada es la completación (en una fila, columna o cuadro), estrategia que consiste en averiguar qué me falta (en la fila, columna o cuadro) y colocarlo. Por supuesto que nada tan fácil como cuando falta un solo número, pero si faltara más de uno habría que ver si no hay pistas adicionales fuera de la fila, columna o cuadro. A medida que el juego avanza se usa cada vez más la completación. Veamos dos ejemplos.





    Ahora bien, me he visto en la situación de colocar un número en un cuadro apelando a la reducción al absurdo, una técnica de razonamiento que consiste en suponer falso algo de lo que tenemos convicción interna que es verdadero; nuestra convicción se prueba porque la suposición nos lleva a una contradicción. No sé si me expliqué bien, pero estoy seguro de que los buenos jugadores de sudoku (matemáticos o no) la aplican, aunque los no matemáticos si ven un razonamiento formal de esta naturaleza dirán que es muy profundo para ellos.

    Otra técnica que he aplicado tiene que ver con intersección y diferencia de conjuntos. También en este caso vale el comentario que acabo de hacer.

    Yo resolví el sudoku planteado al principio de esta entrada. Está considerado difícil por el proponente, lo que me envaneció por la posibilidad de lucirme con mis lectores. Pero después que lo reviso no me parece que fuera tan difícil. Bueno... después de todo fácil y difícil son dos términos bastante subjetivos. Presento la solución que hallé número por número, indicando además la técnica utilizada para acertar cada número. Recuerdo que en una oportunidad, espiaba yo a un jugador de sudoku (bastante bueno) y lo vi colocar un número sin entender la razón. Le pregunté por qué lo colocaba y, mirándome con cara de extrañeza, me respondió: "Porque va ahí". Espero ser más explícito y aquí va la solución.


    Para finalizar he de decir que la invención del sudoku se atribuye al matemático suizo Leonhard Euler, a quien ya hemos mencionado bastante en este blog. En el siglo XIX el juego entró al Japón, donde se le bautizó como Suuji wa dokushin ni kagiru, que significa “los números deben estar solos”,  lo cual se abrevió en la forma Su doku, que significa simplemente “número solo”. Recordemos que Euler murió en 1783... sorprende que haya pasado todo este tiempo para que el juego se popularizara.