lunes, 29 de enero de 2018

Física entre amigos

Francisco Zambrano era hombre de ideas. De muchas ideas. Tuve el placer de contar con su amistad, lamentablemente por muy poco tiempo, pues la muerte de manera artera lo requirió cuando aun le quedaba mucho por aportar. Entre sus últimas ideas trascendentes, producto de la segunda cohorte del diplomado en filosofía de la UPEL, estuvo la de una reunión de amigos para conversar acerca de la contribución de la física moderna a la discusión filosófica actual.

Muchas vueltas dio la idea antes de recibir concreción. Vueltas algunas innecesarias, generadas por el convulso clima político del país que, en ocasiones, hace fatuo lo importante ante la emergencia que conduce a repetir una y otra vez las mismas palabras y los mismos argumentos. Pero hay gente como Jairo Gracía Méndez -e instituciones como Universitas- que conocen la necesidad de la elevación del espíritu, aun en las ocasiones en que otros lo considerarían un adorno inútil frente a urgencias circunstanciales.


Lo cierto fue que el 26 y 27/01 de este año, pudimos al fin conseguirnos para la ansiada conversación, con una propuesta de participación amplia que salió a la calle a invitar a todo el que quisiera, de manera desprejuiciada, entrar al fascinante mundo de la física moderna. Le tocó a este servidor ser el dificultador del evento (detesto la palabra "facilitador"... convoca a la flojera). Pero las dificultades no solo tocaron a los participantes, sino también al expositor por la calidad de dichos participantes. Las preguntas fueron de una profundidad asombrosa y, a mi parecer, se logró el objetivo del taller: despertar la curiosidad por el tema, dejar la puerta abierta para las necesarias lecturas posteriores.

Las primeras cuatro horas paseamos por el pensamiento einsteiniano en su aporte más comentado: la teoría de la relatividad (especial y general) y las extrañas consecuencias que arrojan sobre nuestros conceptos más absolutos: la materia, el tiempo y el espacio. Como siempre, la famosa paradoja de los gemelos y los agujeros negros, con su capacidad de tragarse hasta la luz, fueron los temas que más maravilla acapararon. Las últimas cuatro horas fueron dedicadas a la física cuántica. Entre otras cosas, tratamos de despojar el adjetivo "cuántico" de la tanta superchería que sobre él han tejido los brujos modernos, esos que aprovechan las horas mañaneras para invadir los espacios televisivos con palabreria hueca. En su lugar colocamos a Planck, el propio Einstein, Bohr, Heisenberg, Born, Schrödinger, DeBroglie, Dirac, Von Neumann, Feynmann... hombres que nos han mostrado los misterios de lo infinitamente pequeño, haciendo que nuestro respeto por ese conocimiento, tan alejado de nuestras visiones cotidianas, adquiera casi un sentido místico... ese sentido místico que nos enseñaron los grandes filósofos griegos: un sentido místico que respeta lo racional y no le hace trampa al pensamiento.

A partir de aquí muchos proyectos se abren. Una nueva invitación con nuevos participantes pareciera obligada, dado el éxito de la presente. Pero también ha de pensarse en la posibilidad de dar a la actividad una nueva forma que permita, usando la tecnología, ganar un mayor alcance. Los caminos están abiertos pero se hacen al andar, como dijera el poeta.